
Moscú advierte sobre las repercusiones de la autorización estadounidense
Rusia criticó duramente a Estados Unidos por permitir a Ucrania utilizar misiles de largo alcance ATACMS contra objetivos en territorio ruso. Dmitry Peskov, portavoz del Kremlin, señaló que esta decisión eleva significativamente el nivel de involucramiento estadounidense en el conflicto, acusando a la administración de Joe Biden de “avivar las tensiones”.
Moscú considera que cualquier ataque con misiles ATACMS dentro de sus fronteras se interpretará como una agresión directa por parte de Estados Unidos. En un comunicado oficial, el Kremlin reiteró que esta decisión puede tener graves consecuencias para la estabilidad global.
Respuesta en Rusia
Los medios estatales rusos calificaron la decisión de Biden como provocativa e imprevisible. El periódico Rossiyskaya Gazeta afirmó que la medida podría desencadenar “consecuencias catastróficas”. En el ámbito político, figuras como Leonid Slutsky, líder del Partido Liberal-Demócrata, advirtieron sobre el riesgo de una escalada masiva. Mientras tanto, Vladimir Dzhabarov, senador ruso, aseguró que este es un paso hacia una posible “Tercera Guerra Mundial”.
Ucrania defiende la autorización
Desde Kyiv, las autoridades celebraron la decisión como un avance crucial para equilibrar el conflicto. Serhii Kuzan, presidente del Centro de Cooperación y Seguridad de Ucrania, afirmó que el uso de estos misiles no cambiará el curso de la guerra, pero fortalecerá la posición ucraniana ante un inminente asalto ruso.
Análisis occidental
Expertos señalan que la autorización de estos misiles refleja el complicado equilibrio que enfrenta Occidente: apoyar a Ucrania sin provocar una confrontación directa con Rusia. Aunque las amenazas nucleares de Moscú persisten, analistas sugieren que Putin no tiene interés en desencadenar una destrucción mutua asegurada. Sin embargo, el uso de los misiles podría generar represalias no nucleares por parte de Rusia, como sabotajes cibernéticos o el suministro de armas avanzadas a grupos aliados.
La autorización marca un punto crítico en el conflicto, reflejando la creciente presión sobre las potencias mundiales para definir sus estrategias frente a la guerra en Ucrania.