
Siria en incertidumbre tras el derrocamiento de Bashar al Asad
El dictador sirio Bashar al Asad fue derrocado luego de 24 años en el poder, tras una ofensiva liderada por la alianza rebelde islamista Hayat Tahrir al Sham (HTS). La toma de Damasco marcó el fin de su régimen, poniendo fin a décadas de autoritarismo pero dejando a Siria en un panorama de incertidumbre política y social.
Celebración en las calles y huida de al Asad
La plaza de los Omeyas, en Damasco, se llenó de cientos de ciudadanos celebrando el fin del gobierno de los al Asad. Entretanto, el dictador y su familia huyeron a Moscú bajo la protección del Kremlin. Rusia confirmó haber ofrecido asilo, asegurando que busca dialogar con los líderes rebeldes para proteger sus intereses militares y diplomáticos en Siria.
Un régimen en declive
El colapso comenzó con la caída de Alepo el 27 de noviembre, cuando el grupo HTS liderado por Abu Mohamed al Jolani ejecutó una ofensiva decisiva. Desde la histórica ciudadela de Alepo, Jolani prometió moderación política, aunque la comunidad internacional teme disputas internas entre las facciones rebeldes que podrían generar más violencia.
Implicaciones geopolíticas
Siria es un eje estratégico en Medio Oriente, conectando a Irán con Líbano, donde opera Hezbolá. La caída de Damasco altera el equilibrio de poder en la región, debilitando a Irán y Rusia, mientras que Turquía y Estados Unidos buscan ampliar su influencia.
El futuro incierto de Siria
El presidente Joe Biden calificó el derrocamiento como un “acto fundamental de justicia” y llamó a una transición pacífica. Sin embargo, la fragmentación de los grupos rebeldes y los intereses de potencias extranjeras como Rusia, Irán y Turquía auguran una transición compleja.
La caída de al Asad abre una nueva página en la historia siria, pero queda por ver si será el inicio de la reconstrucción o el preludio de más conflictos.